El aceite de Argan es una tradición ancestral que ha traspasado las fronteras para convertirse en uno de los productos más demandados entre las principales empresas de cosmética. España es el octavo país que más compra aceite de argán en el mundo. Una demanda que ha llevado a más de una quincena de distribuidoras nacionales a comercializar este producto, y a introducir cultivos del árbol del argán en la región de Andalucía.
Hasta hace una década, los árboles de argán en España tenían sólo una presencia académica. En Jardines Botánicos de ciudades como Barcelona, Sevilla y Murcia aún se pueden contemplar esta especie marroquí, junto a otros árboles representativos de distintos países del mundo.
Desde el 2012, en Andalucía, algunos expertos en agricultura trabajan en estudiar las mejores zonas para este cultivo, y se forman para la producción del aceite. El primer escalón ha sido construido por los dueños de algunos viveros que ofrecen las semillas de este particular árbol para las personas interesadas, y hacen seguimiento de su siembras.
Manuel Feria García, dueño del vivero Argán Andalucía, explica que aunque para la siembra del argán se requiere unas condiciones ambientales muy específicas, en algunos territorios españoles se cumplen todas estas exigencias para implementar campos de siembra.
“Durante 10 años de estudio y selección de semillas de argán ha conseguido la floración de nuestras plantas a partir 2 años y medio de su germinación. También logramos que los frutos que dan nuestros árboles se diferencien por sus mayores dimensiones del país de origen ( Marruecos), gracias al buen clima y adaptación de los árboles a nuestros territorio. Nuestra meta consiste en convertirnos en el mayor productor y comercialización de las mismas para el Estado español y fuera de nuestras fronteras” agrega Feria García.
Los expertos coinciden en que, además, el cultivo de argán en el país es viable, tanto para poblar las zonas campesinas por la buena adaptación a cualquier terreno y la profundidad de sus raíces, como para parar la desertización, e impulsar el enriquecimiento de la tierra.
Los expertos coinciden en que, además, el cultivo de argán en el país es viable, tanto para poblar las zonas campesinas por la buena adaptación a cualquier terreno y la profundidad de sus raíces, como para parar la desertización, e impulsar el enriquecimiento de la tierra.