martes, 25 de marzo de 2014

EL GRAN TESORO DE LA HIKMA

Poco antes de que se insinúe la primera luz del alba desciende sobre los que están despiertos y recuerdan a su Señor de pie, sentados o acostados, una apacible somnolencia, una calma y una serenidad que tan propicias son para recibir en los corazones la inspiración que nos permita comprender la forma de aplicar en nuestra vida la sabiduría contenida en las aleyas del Qur-ân.

Y hace falta inspiración porque a veces algunas de esas aleyas que de forma tan explícita nos informan, por ejemplo, de la labor del Profeta Muhammad (s.a.s), de su encomienda, no dejan de contener una cierta dosis de significados implícitos; y no porque no haya obviedad en ellas, sino porque de la misma forma que Allah el Altísimo a través de un fenómeno visible -“Hacemos que la noche penetre en el día y que el día penetre en la noche”- nos aclara parte del mecanismo cósmico, de la misma manera, decimos, nos puede hacer caer en la cuenta de una verdad general a través de una mera concatenación de palabras, como es el caso de la siguiente aleya:

¡Señor nuestro! Envía un mensajero de entre ellos que les recite Tus Aleyas y les enseñe el Libro y la hikma y los purifique. En verdad que eres El Poderoso, El Sabio.

Qur-ân 2:129

De esta forma suplicaba Ibrahim (a.s) a nuestro Señor hace miles de años y le pedía para los musulmanes del futuro, para los creyentes, para los que se han sometido con todo su ser a la Voluntad de Allah el Altísimo, lo mejor: “Un mensajero de entre ellos que les recite Tus Aleyas y les enseñe el Libro y la hikma y los purifique.” Y eso fue lo que su Señor hizo generación tras generación al haber aceptado la súplica de Su siervo, de Su amigo íntimo (al-Jalîl):

Ten paciencia con lo que dicen, y recuerda a nuestro poderoso siervo Daud (lleno de energía y vigor)… Fortalecimos su reino y le dimos hikma y acierto en sus veredictos.

Qur-ân 38:17-20

Dijo: “¡Señor mío! Voy a tener un hijo siendo que ningún humano -bashar- me ha tocado.” Dijo: “Así será, pues Allah crea lo que quiere; cuando decreta un asunto Le basta con decir: ¡Sé! Y es.”

Qur-ân 3:47-48

De la misma forma, os hemos enviado un Mensajero surgido de entre vosotros que os recita Nuestras aleyas, os purifica, os enseña el Libro y la hikma, y lo que no sabíais.

Qur-ân 2:151

Lo primero que nos sorprende de estas aleyas es que se hable de hikma habiendo un Libro revelado en el que está contenida toda la sabiduría y toda la información que necesita el hombre para atravesar esta existencia sin conflictos mayores y con plena consciencia de su significado, de su sentido. Podría dar la sensación de que lo que realmente se está diciendo es que ese Libro, todos, son incompletos y necesitan algún tipo de apoyo. Sin embargo, lo que Ibrahim está pidiendo a Allah cuando le suplica que envíe un Profeta que les enseñe la hikma, es un itinerario, una dirección, un rumbo.

El Libro desciende para confirmar y afianzar el îmân en los corazones de los creyentes. Pero el îmân no es suficiente para guiarnos. El îmân es una potente luz que necesita estar dirigida en la buena dirección. Es como un hombre que camina por la noche y se alumbra con un farol pero lo dirige hacia los lados y hacia atrás hasta que se sale del sendero y se mete en un bosque del que ya no sabe cómo salir. Si hubiera dirigido su luz hacia delante, le habría mostrado el camino de forma clara e inequívoca. De la misma forma, sin la hikma nos perdemos en el bosque de las interpretaciones, de las opiniones y de la subjetividad humana.

Y de igual manera, el Libro sin hikma lleva al extravío, lleva a interpretarlo según nuestra subjetividad. Necesitamos, en cambio, la objetividad divina, la clarificación que traen los Profetas, la hikma, su sunna. Esa objetividad sólo se consigue adecuando nuestra vida a la del Profeta, el único patrón que tenemos para comprender realmente los significados del Qur-ân.

La hikma es la objetividad, la diáfana visión que nos permite aplicar a nuestros actos la sabiduría; lo que nos permite descifrar las indicaciones del camino. Si interpretamos caeremos, necesariamente, en la subjetividad, en las disputas, en opiniones fundadas sobre conjeturas… en la fitna. Esta es la razón por la que Allah el Altísimo tuvo a Su Profeta (s.a.s) 23 años con la gente, para que adquirieran esa objetividad que día a día iba enseñando a Su Mensajero.

Los tafsir del Qur-ân son un mero recuento de opiniones, en muchos casos contradictorias, pues ¿puede acaso el hombre entender el estilo literario del Creador del universo? Puede maravillarse ante él, pero nunca aprehenderlo ni imitarlo. ¿Puede acaso el hombre comprender el significado de las palabras y expresiones que el Altísimo ha elegido entre las miles que componen una lengua tan vasta y rica como el árabe? Es el Qur-ân el que explica el Qur-ân, y esta es la hikma que está contenida en sus aleyas: unas explican a otras, delimitan sus significados y nos enseñan su verdadera función gramatical.

Y de la misma forma que el Qur-ân explica el Qur-ân, la vida del Profeta Muhammad (s.a.s) explica la hikma de sus dichos.

En la umma del Mensajero de Allah (s.a.s) puede haber sabios, eruditos, incluso santos, pero si no hay hikma estaremos sin guía.

Da la hikma a quien quiere, y quien reciba la hikma habrá recibido un gran tesoro.

Qur’an 2:269

¿Y cuál es entonces la hikma de pertenecer a la umma del Profeta Muhammad (s.a.s)?

Narrado de Sa’îd bin Amri bin Sa’îd bin Abî al-‘Âs que escuchó a Ibn ‘Umar decir: “El Profeta (s.a.s) dijo: ‘En verdad que mi umma es iletrada (ummiyya), no calculamos ni anotamos, y el mes es así y así y así.’ Y cuando lo dijo la tercera vez dejó el pulgar pegado a la palma de la mano (sin subirlo como los otros nueve dedos). ‘Y el mes es así y así y así,’ haciendo un total de treinta.”

(Ṣaḥîḥ - Muslim, Bujari, sunan an-Nasai 2143)

Esta es la hikma el regalo y la guía que Allah el Altísimo ha otorgado a todos aquellos de Sus siervos que sigan el mismo camino, la misma mil-la que Su Mensajero: Somos una umma iletrada, ummiyya; es decir, una umma no-académica, ni burguesmente hechizada por los “adelantos”, ni dirigida por la cultura, ni degradada por la moda. Esto significa la palabra ummiyya, y no ignorancia o analfabetismo.

Seguir el academicismo, la cultura del progreso, anotar, calcular… significa dejar de mirar al cielo, de observar el firmamento, de servirse -en última instancia- del mapa celeste como guía.

Narrado de Said bin Shabib Abu Uzman que Abderrahman bin Zaid bin al-Jattab habló a la gente el día sobre el que hay duda (el día en el que no hay certeza de que haya comenzado Ramadan; el treintavo día del mes de Sha’ban, ya que podría ser igualmente el primer día de Ramadan y el 29 de Sh’aban), y dijo: “Estaba sentado con los Compañeros del Mensajero de Allah (s.a.s) y les pregunté y me dijeron que el Mensajero de Allah (s.a.s) había dicho: ‘Ayunad cuando la veáis y romped el ayuno cuando la veáis. Y hacedlo de esta manera, pero si hay nubosidad y no podéis verla, entonces completad 30 días; y si dos personas testifican haberla visto, ayunad y romped el ayuno.’”

(Ṣaḥîḥ - Bujari 1909, Muslim 19/108, sunan an-Nasai 2118)

¡¿Puede haber mayor sabiduría que la que encierran estas palabras?! El Profeta ya entonces advirtió a la gente que no calculara ni anotara sino que estuviese atenta mirando al cielo, observándolo hasta que viera la luna nueva; y si la nubosidad se lo impedía, que contase 30 días y comenzase a ayunar. Y en ello hay hikma, y en el academicismo hay olvido, un olvido que nos impide comprender el lenguaje de los astros. No hay cien personas hoy en el mundo que puedan navegar de noche o cabalgar por el desierto sin una brújula. Ese mismo academicismo es el que nos ha arrebatado el cálamo y hemos dejado de escribir, de trazar, de caligrafiar como la más excelsa disciplina, para teclear, pulsar y digitar. Si abandonamos nuestra condición de “iletrados”, caeremos en la ignorancia y en el extravío, pues eludir la hikma es eludir la guía

En verdad que Allah ha agraciado a los creyentes al hacer surgir de entre ellos un Mensajero que les recita Sus aleyas, los purifica y les enseña el Libro y la hikma; antes de eso estaban en un claro extravío.

Qur-ân 3:164

La subjetividad humana nos lleva a interpretar sin tener en cuenta la hikma que subyace en todos los dichos del Profeta (s.a.s) y en todas las aleyas que Allah el Altísimo ha hecho descender hasta completar Su Libro -el Qur-ân.

Se ha narrado que Abû Qatâda dijo: “Dijo ‘Umar: ‘Oh Mensajero de Allah qué piensas de alguien que ayuna todos los días de su vida.” Dijo: ‘Ni ha ayunado ni ha roto el ayuno.’ Dijo: ‘Oh Mensajero de Allah qué piensas de alguien que ayuna dos días y descansa un día.’ Dijo: ‘¿Hay alguien que sea capaz de eso?’ Dijo: ‘¿Y de alguien que ayuna un día y descansa un día?’ Dijo: ‘Ese es el ayuno de Dâud -sobre él la paz.’ Dijo: ‘¿Y de alguien que ayuna un día y descansa dos?’ Dijo: ‘Yo mismo desearía poder hacerlo.’ Dijo: Después, dijo: ‘Tres días de cada mes y de Ramadan a Ramadan; eso es como ayunar todos los días del año.’ ”

(Ṣaḥîḥ Sunan an-Nasai 2389)

En los actos de adoración que Allah el Altísimo nos ha prescrito en Su Dîn hay recuerdo, y esa es su hikma, y todo lo que sea desviarse de ese principio se convierte en costumbre y en superstición. De quien ayuna todos los días, el Profeta dijo: ‘Ni ha ayunado ni ha roto el ayuno.’ Allah nos ha ordenado hacer lo que es obligatorio, y en verdad que hacerlo debidamente es ya un milagro. La moderación y la sensatez es parte del entramado de la fitra. Ayunar en Ramadán y tres días de cada mes es más que suficiente e incluso equivale a ayunar todos los días de nuestra vida.

Sin embargo, a algunos de los Compañeros les parecía poco lo que les aconsejaba el Profeta (s.a.s) y querían ayunar más, más que él (s.a.s), más que Daud (a.s)… y al descuidar esta hikma caían en el deshonor.

Ha sido narrado que Muhâyid dijo: “Abdullah bin ‘Amar me dijo: ‘Mi padre me casó con una mujer muy distinguida y solía visitarla y preguntarle por su marido. Ella dijo: ‘¡Qué bendición de hombre entre todos los hombres! Nunca viene a mi cama, ni se ha aproximado a mí desde que nos casamos.’ Le contó el caso al Profeta y éste le dijo que lo trajera a donde estaba él. Le dijo: ‘¿Cómo ayunas?’ Contesté: ‘Todos los días.’ Dijo: ‘No lo hagas. Ayuna tres días de cada mes….’ ”

(Ṣaḥîḥ Bujari, Sunan an-Nasai 2391)

Eran muchos los que seguían su subjetividad, su interpretación, y con ello dañaban los derechos de terceros, pues si abandonamos la guía de la hikma nos saldremos, inevitablemente, del camino de la objetividad, de la órbita celeste, y caeremos en algún tipo de tiranía.

Ha sido narrado que ‘Abdullah dijo: “El Mensajero de Allah (s.a.s) entró en mi estancia y dijo: ‘Me han dicho que pasas la noche haciendo salawat y que ayunas durante el día.’ Dije: ‘Así es.’ Dijo: ‘No hagas eso. Duerme y levántate a hacer salawat; ayuna y rompe el ayuno. Tus ojos tienen derechos sobre ti, y tu cuerpo tiene derechos sobre ti, y tu esposa tiene derechos sobre ti, y tus invitados tienen derechos sobre ti, y tus amigos tienen derechos sobre ti. Espero que vivas muchos años y que te sea suficiente ayunar tres días de cada mes …’ ”

(Ṣaḥîḥ Bujari, Sunan an-Nasai 2393)

Desobedecer al Profeta (s.a.s), contradecir la objetividad que Allah el Altísimo le fue enseñando durante 23 años, es caer en la tiranía y usurpar los derechos de otros y de nosotros mismos.

Ayunamos todos los días, pero no visitamos a nuestros hermanos enfermos, ni nos sentamos con nuestros hijos para relatarles la vida de los Profetas, ni ayudamos a nuestro vecino a pintar la casa. Leemos el Qur-ân como lo leerían los papagayos, pero no abrimos la puerta a quien nos pide una ayuda. Hacemos dzikr pero no pagamos la çaka.

El Profeta decía a sus compañeros cuando los veían en actos extremos de penitencia: “Yo soy el que más temor de Allah tiene de todos vosotros; así pues, seguidme. ¿Acaso no soy yo vuestro modelo?” Y todos decían “Sí, en verdad que eres nuestro modelo.” Y a continuación, muchos de ellos se desentendían y volvían a caer en su subjetividad, en sus interpretaciones.

Mahmud Efendi de Estambul solía decir a sus estudiantes: “Si dejo dos sunnas del Profeta Muhammad (s.a.s), no me sigáis.” Le faltó añadir: “Y si añado una sola cosa al Dîn de Allah, tampoco me sigáis.” Seguir la sunna del Mensajero de Allah (s.a.s) no sólo consiste en atesorar un conjunto de actos que pueden, en última instancia, convertirse en un ritual o en superstición. Muchos de sus alumnos, antes de dar el takbir del comienzo del sala, sacaban el miswak y se frotaban rápidamente los dientes, pero en ese acto, en esa forma de entender la sunna, no hay hikma sino una mera imitación. El Profeta se cepillaba los dientes con el miswak constantemente, después de cada comida o después de ingerir cualquier alimento; usaba el miswak durante los viajes, cuando estaba en casa, delante de los huéspedes. Esta es la sunna que va acompañada de hikma. Los miswak limpian nuestra dentadura y la desinfectan al tiempo que desprenden una sustancia que favorece el trabajo del estómago y de los intestinos. Algunos ‘ulama afirman incluso que esa sustancia mejora la memoria. Pero la mayoría de los musulmanes los utilizan para cumplir con la sunna y después les compran los cepillos y las pastas dentífricas a las multinacionales judías.

Y cuando se encuentran con los que creen, declaran: “Creemos.” Pero cuando están a solas con sus shayatines, dicen: “En verdad que somos de los vuestros; tan sólo nos estábamos burlando.”

Qur’an 2:14

La hikma del miswak no sólo estriba en el beneficio físico que proporciona, sino en su gratuidad, su fácil y cómodo transporte y la independencia que deriva de su uso. En muchos mercadillos se venden hoy los miswak a los no musulmanes; pronto, pues, volverán a utilizarlo los amantes seguidores de Muhammad (s.a.s) ya que su conveniencia ha sido ratificada por los “letrados”. ¡No hay de qué maravillarse! El Mensajero de Allah (s.a.s) ya nos advirtió que llegaría el día, el nefasto día, en el que si los musulmanes vieran a la Gente del Libro meterse por el agujero de un ratón, les seguirían con los ojos cerrados. ¡Sâdaqa Rasûl, Sâdaqa Rasûl!

Narrado de Al-Miqdâm Abu Shuraih que su padre dijo: “Le pregunté a ‘Âishah: ‘¿Qué es lo primero que hacía el Profeta cuando entraba en casa?’ Me respondió: ‘Cogía el siwâk (miswâk) y se cepillaba los dientes.’”

(Ṣaḥîḥ Muslim, Sunan an-Nasai 8)

Según el fiqh no es obligatorio el uso del miswâk, pues aunque el Profeta Muhammad (s.a.s) lo recomendó encarecidamente, no lo ordenó como parte de los rituales de purificación. Sin embargo, es obligatorio por la mil-la, por la actitud que debemos tomar ante las cosas. No se trata de vivir el Islam de una forma legalista para simplemente no estar fuera de la ley. Aspiramos a más, aspiramos a vivir en la objetividad de Su Mensajero y en su hikma. Quien anda por los bordes del camino acabará por salirse de él. No podremos aprehender el patrón de comportamiento propio de la fitra humana, de nuestra naturaleza primigenia, si nos limitamos a “cumplir” con lo que es obligatorio. A través de los hadices que muestran la mil-la del Profeta entendemos mejor qué significa el tawhid, qué significa no seguir a otro dios que Allah; entendemos, en definitiva, la verdadera identidad de los dioses, de los ídolos.

¿Por qué nos cuesta seguir al Profeta de Allah (s.a.s) si sabemos que la pista que nos trazó lleva directamente a la felicidad eludiendo los conflictos propios de la ignorancia y de la subjetividad humana? La respuesta la encontramos en el Qur-ân:

Que los que creen no tomen a los encubridores por protectores y compañeros en vez de a los creyentes a menos que sea por temor a que os causen algún daño. Allah se desentenderá de quien así actúe; Allah os pone en guardia (contra este tipo de gente). Y En Allah confluyen todos los destinos.

Qur-ân 3:28

Cuando le preguntaban a 'Abdullah ibn ‘Umar si era lícito casarse con las cristianas, decía: “Allah el Altísimo nos ha prohibido casarnos con las asociadoras. ¿Puede haber peor asociadora que quien dice que Allah tiene un hijo de Su misma naturaleza y que, por lo tanto, es dios?” ¡En verdad que quien recibe la hikma ha recibido un gran tesoro!

La otra hikma de pertenecer a la umma del Profeta Muhammad es la de estar organizados en torno a una autoridad. Y esta hikma abroga el tribalismo, los clanes, el nacionalismo, la xenofobia y las confrontaciones étnicas. Sin embargo, son hoy los musulmanes los más acérrimos defensores del sistema electoral de partidos. Esa madriguera en la que se meten judíos y cristianos parece atraerles de forma irresistible.

Narrado de Abu Huraira: “Dijo el Mensajero de Allah (s.a.s): ‘Quien se salga de la obediencia y se separe de la comunidad y muera, habrá muerto en la ignorancia (Yâhiliya); y quien se rebele y ataque a mi umma golpeando (matando) a inocentes y a corruptos por igual y no evite hacer lo mismo con los creyentes ni se preocupe de aquellos con los que haya hecho algún pacto, no es de los míos; y quien luche bajo el estandarte del sectarismo tribal o se enfurezca a causa de él y muera, habrá muerto en la ignorancia (Yâhiliya).’”

(Sahih Muslim 1848, Sunan an-Nasai 4119)

¿Cómo puede haber umma si hay tribalismo? ¿Y acaso no pertenecen al tribalismo todas esas denominaciones bajo cuyo estandarte se alinean hoy como ayer los musulmanes? En la unidad, incluso cuando no es de nuestro agrado, hay una gran hikma. Las revoluciones aumentan la tiranía que se intentaba eliminar. Hemos “asesinado” a todas nuestras autoridades adquiriendo la tan deseada orfandad metafísica, pero ¿a quién estamos dando nuestra fuerza de trabajo; quién se beneficia de nuestra inteligencia, de nuestro conocimiento, de nuestras investigaciones, de nuestros inventos? ¿Es realmente la umma de Muhammad (s.a.s) la que se beneficia de todo ello, o son los que hoy se presentan como nuestros protectores y guías, los que mueven su pesada maquinaria del “progreso” con nuestra energía? Esos que dicen: “No podemos sino reconocer que os habéis ganado un puesto de honor en el libro de la historia; y en verdad que escribiremos vuestra página con letras de oro, pero no pensáis que ya es hora de ser razonables y de decir como todo el mundo ‘el sol sale por el este y se pone por el oeste? Aquí están nuestros programas educativos, nuestro método científico, todo ello heredado de vuestros antepasados a los que -seamos sinceros- nunca habéis hecho demasiado caso. Ya se sabe que nadie es profeta en su propia tierra. En fin, no importa eso ahora, agua pasada, tomadlos y seguir nuestra senda.”

Allah es el Protector de los creyentes; los saca de las tinieblas y los lleva a la luz. Pero los protectores de los encubridores son los Taghut; los sacan de la luz y los llevan a las tinieblas; ésos son los compañeros del Fuego; en él permanecerán para siempre.

Qur-ân 2:257

La sunna sin hikma es imitación, ritual, superstición; y de la misma manera, el Qur-ân sin hikma es tierra virgen para todo tipo de interpretaciones; un campo ilimitado para cultivar en él nuestra más extravagante subjetividad.

La hikma del Qur-ân es buscar su interpretación en el Qur-ân; y la hikma de la sunna es seguir la vida del Mensajero de Allah (s.a.s). Y todo lo demás no es sino correr hacia un lejano extravío.

Da la hikma a quien quiere, y quien reciba la hikma habrá recibido un gran tesoro.
Qur’an 2:269

ABBÂS IBN FIRNÂS - POETA, ASTRÓLOGO, ALQUIMISTA Y MÚSICO ANDALUSÍ





Abbâs Ibn Firnâs
Hakim Al-Andalus




Abû-l-Kâsin 'Abbâs ibn Firnâs ibn Wardâs. Poeta, astrólogo, alquimista y músico. Nació en la Kûra de Tâkwrwnna (Ronda, Cádiz) a comienzos del siglo IX. Murió hacia el año 887.


Es este uno de los personajes más curiosos y extravagantes de la Andalucía de los primeros años de la revolución islámica. Destacó en tantos y tan variados campos del saber que fue llamado Kakim Al-Andalus (sabio de Al-Andalus). Es, en todo caso, un espectacular exponente del desarrollo cultural que tuvo lugar en nuestras tierras tras la entrada de las ideas orientalizantes portadas por el Islam.


No se ponen de acuerdo los arabistas sobre el linaje de la familia de nuestro autor. Historiadores de la contrarreforma bereber lo hacen descender de una familia de linaje norteafricano. Otros, Simonet entre ellos, le suponen de etnia andaluza -de familia cristiana unitaria posteriormente islamizada-. Lo cierto es que 'Abbâs Ibn Firnâs estaba adscrito a la clientela de los omeyas cordobeses.


Pronto comenzaría a dar muestra de su talento, y ya tenemos noticias de él durante el gobierno del emir Al-Hakam I; pasó después al séquito cortesano de 'Abd al Rahmân II y acompañó, por último, al emir Muhammad I, hasta su muerte, poco después del reinado de éste.





Hombre de extensa cultura, abarcó casi todas las disciplinas, tanto en el campo de la creación literaria como en el de la investigación científica. Fue muy versado en las letras, cultivando el género del adab que abarcaba los más dtocaba el laúd y cantaba acompañándose de él; era filósofo agudo, poeta mufliq, maestro experto en la ciencia de la astrología; practicó la alquimia; tenía gran destreza física y sobresalía en los juegos de prestidigitación más complicados.


Para el historiador andalusí Ibn Hayyân, que fue quien le llamó Hakim Al-Andalus, fue uno de los sabios más importantes, pues realizó valiosos descubrimientos científicos; asimismo, fue inventor de ciertos aparatos y artilugios que reportaron gran beneficio y provecho a los andaluces. Pero de entre todas las actividades que abarcó a lo largo de su dilatada vida -vivió mas de ochenta años- hubo una que le dominó y a la que le dedicó lo mejor de sí: la poesía, según testimonio del también poeta Az-Zubaydî.


Otras de las prácticas que atrajeron la atención de Ibn Firnâs fueron la alquimia y la astrología. Debemos aclarar que disciplinas que hoy entendemos tan alejadas entre sí, como pueden ser la poesía y la astrología, no lo estaban en el momento histórico que tratamos; por ello los príncipes gustaban de rodearse en sus cortes de un tropel de poetas-astrólogos, especialmente 'Abd ar-Rahmân II, protector de nuestro personaje. Ibn Firnâs inventó una fórmula para la fabricación del cristal obtenido de elementos minerales, que se puso en práctica en los hornos de Córdoba, y que revistió una innegable importancia para la industria del vidrio en Al-Andalus. Utilizando sus conocimiento de astrología construyó, valiéndose de una técnica original, un reloj (miqata) que regaló al emir; así mismo, representó en una estancia de su casa una simulación del cielo, en la que aparecían estrellas y nubes; todo ello acompañado de un ruidoso y deslumbrador aparato de truenos y relámpagos.


Si hiciéramos una encuesta por la calle preguntando quién es el precursor de la aeronáutica, estamos seguros de que muchos nos contestarían los hermanos Wright o los hermanos Montgolfier, y que nadie, o casi nadie nombraría a Abbas Ibn Firnas, a pesar de ser el primer hombre en la historia que hizo intentos científicos por volar además de ser el inventor del paracaídas.









Una de las experiencia que mejor nos revela la compleja personalidad del nuestro personaje, es la que se refiere a su deseo de emular a Dédalo e Icaro en su intento de volar por los aires; para hacer posible este sueño se cubrió el cuerpo con una pieza de seda revestida de plumas, se adaptó dos alas como los pájaros y se lanzó al aire desde la Ruzzafa de Córdoba; logró permanecer largo rato en el aire y planeando recorrió alguna distancia, pero los problemas surgieron en el momento del aterrizaje, ya que no acertó a maniobrar adecuadamente y cató con cierta violencia en el suelo, lastimándose el trasero, porque -dice el comentarista- no se había dado cuenta de que los pájaros, al posarse, se valen de su cola, y él no se había fabricado cola (esta anécdota la refieren tanto Ibn Sa'îd en su Mugrib como Al-Maqqarî en su obra Analectes). Vemos, pues, que se anticipa en el intento seiscientos años con respecto a aquel personaje (Leonardo da Vinci) que fue considerado como el primero en llevar a cabo esta hazaña. González Palencia considera, por este intento, a Ibn Firnâs como uno de los precursores de la aviación. No debieron quedarle muchas ganas de repetir el intento, recibiendo, además, críticas muy duras de sus colegas, principalmente de su acérrimo enemigo, Mu'min ibn Sa'îd, quien le dedicó una sátira en la que figuraba este verso:





¡Quiso aventajar al grifo en su vuelo,
y sólo llevaba en su cuerpo las plumas de un buitre viejo!


Nos lo presentan las crónicas arábigo-andalusíes como un nombre de espíritu despierto y agudo, Fue el primer erudito de Al-Andalus que descifró el tratado de métrica árabe del famoso filósofo Jalîl. Az-Zubaidî explica que este libro (Kitâb al-'arûd) fue traído a Al-Andalus por un mercader, quien lo ofreció a 'Abd ar-Rahmân II. Abû-l-Faraÿ. uno de los servidores palatino de este emir, contaba que el libro era objeto de comentarios irrisorios en toda la corte cordobesa hasta el punto de que las mujeres de harén (ÿaâriyas), en son de mofa, se decían unas a otros: ¡Allah te ha dado una mollera tan dura como la de aquel que llenó su libro con "mimma... mimma...! (Se referían, por supuesto, a Jalîl, autor del Kitâb al-'arûd). Al tener conocimiento Ibn Firnâs, de lo que ocurría, pidió el libro al emir, y al leerlo, captó inmediatamente el sentido del texto, aconsejando la conveniencia de adquirir el comentario del mismo, cosa que hizo el emir, concediéndoles a nuestro Ibn Firnâs un donativo de 300 dinares y lujosos vestidos.


Estas son, de manera sucinta, las noticias que poseemos sobre los inventos y descubrimiento de Ibn Firnâs, quien nos ofrece la imagen de un hombre de un prodigioso ingenio que tendía a crear cosas destinadas a sobrecoger y maravillar a sus contemporáneos. A causa de tales prácticas, y en particular por sus estudios de las ciencias ocultas, sufrió varias acusaciones de heterodoxia por parte de los alfaquíes de la nueva escuela malikí, que ponían en duda la sinceridad de sus creencias. Todo esto, en opinión de Elías Terés, hace pensar que a Ibn Firnâs le agradaría pasar ante las gentes, si no como brujo o hechicero, al menos como un ser enigmático.


Hemos descrito anteriormente cómo se dedicó de manera preferente al cultivo de la poesía, sobresaliendo por entre la mediocridad del resto de los poetas cortesanos. Su voz sonaba ya en las audiencias poéticas que Al-Hakam I celebraba en el Alcázar cordobés; posteriormente continuó en la corte rutilando como una de las figuras más representativas del séquito poético de 'Abd ar-Rahmân II, y por último prestó sus servicios durante el gobierno de Muhammad I.


De sus composiciones poéticas destacamos las de tono adulatorio en honor de los príncipes a los que sirvió. De todas ellas sólo nos han llegado algunos fragmentos alusivos al emir Muhammad I. Unos de estos panegíricos canta la victoria del ejército andalusí sobre los toledanos en la batalla de Buazalete (Wâdî Salît), quienes, ayudados por cristianos trinitarios refugiados en Asturias, se rebelaron contra la soberanía de los omeyas andalusíes:


El ejército, lanzando gritos discordes, avanza compacto,
tragando los campos, engrosado por la tribus, en orden cerrado.
Cuando en él brillan las espada, semejan relámpagos
que aparecen y se esconden entre nubes.
Las banderas en alto, al flamear,
parecen bajeles en un mar donde no es posible navegar a remo.
El molino de la guerra se pone en marcha, y su eje
es la inteligencia de un rey experto y virtuoso
que se llama Muhammad, como el sello de los Profetas,
y cuyo poder excede a toda descripción.


Ensalzó además otras acciones bélicas del emir Muhammad I. Ibn Hayyân nos habla de una composición de nuestro poeta que celebra el regreso de loas huestes andalusíes, después de otra expedición contra Toledo en el año 858, y en el curso de cuyo asedio los andaluces minaron los cimiento del puente. Este, cuando los toledanos salieron en tropel para cargar contra los sitiadores, se vino abajo, arrastrando en su caída a todos aquellos que por el peso de sus lógiras se ahogaron en el río Tajo Nos lo recuerda así Ibn Firnâs:


Ha quedado Toledo despoblada,
a merced de las aves de rapiña.
Ha quedado sin gente, desguarnecida,
(silenciosa) como una tumba.
No ha querido Allah que subsista un puente
erigido para el paso de las tropas infieles.


Ibn Firnâs pertenece a ese género de poetas e historiadores que, influenciados por la escuela egipcia, recurren a la mitología, o como en este caso, a la providencia de Allah, para explicar determinados acontecimientos históricos y políticos. Resaltando así -recordemos que estamos en los inicios de la revolución islámica- la hegemonía de la ideología unitaria del Islam sobre la de los cristianos trinitarios.


Estos y otros versos panegíricos compuestos por Ibn Firnâs eran recitados en certámenes palatinos. En una de estas ocasiones en la que nuestro poeta recitaba un poema adulatorio ante el emir, entonó los siguientes versos:


He visto a Muhammad, Príncipe de los creyentes,
y en su rostro florece la luna (badr) de la bondad.
Al oírlos su encarnizado rival Mu'min ibn Sa'îd exclamó: ¡Qué versos más horribles! ¡Has hecho del rostro del emir un campo en el que florecen los granos (badr)! Éste, abochornado, replicó violentamente, obsequiándole con los más fuertes insultos.


Otra de las actividades en la que destacó Ibn Firnâs fue en el campo de la música. Se le considera como el primer maestro andalusí en este arte y se cuenta de él que tenía un complejo dominio de la técnica musical y del canto. Una de las anécdotas que ilustran la capacidad de improvisación melódica de nuestro personaje es la que nos cuenta tanto Az-Zubaydî como Al-Maqqarî y que recoge Elía Terés en su ensayo biográfico sobre nuestro personajes (revista Al-Andalus XXV, 1960, pp.239-249)


En las postrimería del reinado de 'Abd ar-Rahmân II, hubo en la región de Sidonia un gobernador (âmil) llamado Mahmûd ibn Yamil, hombre noble y rico que mandó construir, en las orillas del Wâdî Lakka, un pabellón (qubba) alhajado con finas pieles y lujosas alfombras, en el que gastó la elevada suma de quinientos dinares. Cuando terminó de erigirlo, preparó un festín al que invitó a los nobles de la cora (comarca). Ocurrió que por entonces había llegado a la comarca 'Abd al-Malîk ibn Yahwar que venía a visitar sus posesiones de Sidonia, y el gobernador Mahmûd le invitó también a participar en la fiesta. Llegaron los invitados, entre los cuales se encontraba un hijo del cantor Zirÿab, y cuando terminaron de comer pasaron al salón de recepciones. Entonces se presentó 'Abbâs ibn Firnâs, que venía a saludar a Mahmûd. Este salió a recibirle, le abrazó y todos se regocijaron con su llegada. Le sirvieron comida, la comió y pasó con todos al salón. El hijo de Zirÿab comenzó a cantar:


"Cuando no me conmueven la mujeres de la caravana
me emocionan la palomas, arrullándose en los campos.
Con sus arrullos hacen llorar al enamorado,
porque son plañidera, aunque no viertan lágrimas".


Todos los presentes, admirados, hicieron repetir la canción al hijo de Zirÿab, y cuando ésta acabó, por fin, 'Abbâs ibn Firnâs tomó en sus manos el laúd y los volvió a cantar a su vez, rematándolos con otros dos versos que improvisó en alabanza de Mahmûd y que decían así:


"En Mahmûd he fortalecido mi mano, que estaba desamparada
en una época estéril para la esperanza.
Para la generosidad y la gloria ha construido una qubba
ante la cual los hombres más generosos quedan prosternados".

Era Mahmûd hombre espléndido, y al escuchar este canto dijo a Ibn Firnâs: "¡Oh, abû-l-Kâsim!, la cosa más preciosa que me ha proporcionado mi dinero es esta qubba; yo te la regalo, y también esta vestidura que llevo puesta. Pasaremos, pues, el día de hoy, bajo tu hospitalidad en esta qubba". Inmediatamente, pidió otro vestido, entregó a 'Abbâs el que llevaba puesto y continuó así la fiesta. en el momento de despedirse, 'Abd al-Mâlik ibn Yahwar dijo a Ibn Firnâs: "Abû-l-Kâsim, esta qubba no va a servirte a ti para nada, y no tendrás más remedio que venderla; si quieres yo te la compro en quinientos dinares". Y le contestó 'Abbâs: "Tuya es".




El arte Gótico



La evolución del Arte Románico nos ofrece el Gótico. Su nombre se debe al pintor manierista Giorgio Vasari que alude a este estilo como "gótico" al considerarlo de origen germánico y propio de godos, acentuando el aspecto despectivo de este arte anterior al Renacimiento. Cronológicamente el Gótico comprende desde los últimos años del siglo XII hasta entrado el siglo XVI. Su núcleo originario estaría en la Isla de Francia con Saint Denis de París y la catedral de Sens, hacia 1125.

A pesar de ser una continuación del Románico, en el Gótico se aprecian actitudes diferentes e incluso opuestas. Si el Románico es recogimiento, oscuridad, predominio de masas sobre vanos, el Gótico implica todo lo contrario, luz, color, elevación, expresividad, naturalismo. El Abad Suger, promotor de la construcción de Saint Denis, recoge en sus pensamientos estas ideas que reflejan a la perfección el cambio sustancial que conlleva este estilo artístico, cambio que también se produce en la sociedad y en la economía.

El monumento donde el Gótico alcanza su máxima expresión es la catedral, lugar donde sienta cátedra el obispo. Es una edificio urbano y con esa concepción se levanta. Los cambios constructivos más importantes se manifiestan en la bóveda de crucería y el arbotante. La bóveda de crucería -derivada de la de arista- logra localizar sus empujes sobre cuatro puntos de arranque lo que permite cubrir todo tipo de espacios. El arbotante es una especie de puente que transmite las presiones desde el arranque de las bóvedas altas hasta los ligeros contrafuertes del exterior, permitiendo abrir mayores vanos en la fábrica del edificio. El arco apuntado, gracias a su verticalidad, permite elevar la altura del edificio. Con estos tres elementos los arquitectos góticos revolucionan la construcción.

La planta del templo gótico experimenta cambios especialmente en la zona de la cabecera ya que las capillas, los ábsides y las girolas dejan de ser semicirculares para hacerse poligonales. La tribuna románica se convierte en el triforio, simple galería a través de los pilares. La bóveda de crucería motivará la utilización de gruesos pilares con columnas adosadas o simples molduras que recuerdan a las columnas. Otra importante diferencia se manifiesta en la decoración al ser el gótico más austero como respuesta a la reacción que implica la orden del Cister. Por lo demás se trata de una planta de cruz latina con un número impar de naves -generalmente tres pero es posible también que tengan cinco- con la nave mayor más elevada y las laterales en altura decreciente. Las puertas de acceso al templo suelen colocarse en los brazos y pies de la cruz, continuando con el abocinamiento románico solo que ahora los arcos son apuntados. Los tímpanos continúan siendo decorados aunque ahora se distribuyen las figuras en zonas horizontales mientras las figuras de las arquivoltas se disponen en el sentido de la curva. La forma apuntada de la portada suele completarse con el gablete o moldura angular que la corona. Sobre la portada encontramos el rosetón que aporta iluminación y cromatismo al interior del templo. Al existir mayor espacio libre de piedra, las ventanas adquieren gran importancia y en el interior de los vanos se aprecian tracerías caladas que se rellenan con vidrieras policromadas. Pero quizá lo que resulte más destacable es la altura alcanzada por los arquitectos en sus construcciones.

El Gótico, como todos los estilos artísticos, ofrece variantes regionales. Como ejemplos podemos hablar de la escuela francesa donde destacan las catedrales de Notre-Dame de París, Sens, Chartes, Laon, Reims y Amiens o la Saint-Chapelle levantada por san Luis ; la española con las catedrales de León, Burgos,Toledo, Gerona, Barcelona o Sevilla; la portuguesa con los monasterios de Belem y Batalha o la iglesia de la Orden de Cristo en Thomar; la alemana con las catedrales de Colonia, Estrasburgo o Ulm; la inglesa con las catedrales de Gloucester, Salisbury o Lincoln; o la escuela italiana, más particular e incluso reaccionando en ocasiones contra el Gótico tradicional como en la catedral de Santa María de las Flores de Florencia, mientras que la catedral de Milán es la más cercana al Gótico Europeo.

Debemos hacer una mención especial a los edificios civiles que se desarrollan en el periodo gótico siendo buenos ejemplos los ayuntamientos de Bruselas y Lovaina, la Lonja de los Paños de Ypres o las de Palma y Barcelona, el palacio de la Signoria de Florencia o el de los Dux de Venecia, o el castillo de Bellver en Mallorca.

La escultura gótica está definida por el interés hacia la naturaleza manifestado por los artistas. Conserva el carácter monumental y grandioso de herencia románica pero las figuras están dotadas de mayor expresividad, abandonando la deshumanización. Ahora reflejan sentimientos y la Virgen y el Niño dialogan mientras que el Crucificado se retuerce de dolor. Este afán expresivo llevará al artista gótico a interesarse por la anécdota y lo secundario, tratando en ocasiones lo satírico incluso lo obsceno.

Podemos hablar de varias etapas en el desarrollo escultórico del Gótico, siendo la primera de composiciones grandiosas y claras, con escasos pliegues angulosos en los ropajes. A mediados del siglo XIV las figuras se hacen más alargadas y aumentan las curvas, especialmente en los ropajes. Ya en el siglo XV encontramos cierta reacción hacia la curva y la figura humana se hace más naturalista, convirtiéndose los rostros en auténticos retratos. En el relieve se introduce el paisaje hacia el siglo XV.

Las escenas y figuras continúan decorando portadas y capiteles pero ahora se incorporan los retablos, sillerías de coro y sepulcros, siendo en estos lugares donde la escultura gótica alcanzará su punto culminante.

Debido al escaso desarrollo del muro, la pintura gótica tiene su primera ubicación en las vidrieras y en las miniaturas de los códices. Este primer estilo se denomina Lineal ya que manifiesta una especial atracción hacia las líneas que definen los contornos. El Gótico Lineal abarca todo el siglo XIII y los comienzos del XIV momento en el que se desarrolla un nuevo estilo llamado Gótico Italiano donde las escuelas de Siena - con Duccio, Simone Martini y los Lorenzetti- y Florencia -donde destaca la figura de Giotto, verdadero precursor del Renacimiento- alcanzan cotas sublimes. Gracias al desarrollo económico y la proliferación de gremios que compiten en la decoración de sus capillas se produce un importante auge de la pintura. A finales del siglo XIV se desarrolla el Estilo Internacional donde las influencias italianas se funden con las francesas y flamencas, obteniendo más que interesantes resultados. Durante el siglo XV dos regiones incorporarán fundamentales aportaciones a la pintura, abandonando el estilo gótico y acercándose al Renacimiento: Italia donde se desarrolla el Quattrocento y Flandes donde la pintura flamenca aporta grandes dosis de realismo y detallismo.


































martes, 18 de marzo de 2014

Verdad o Mentira Sobre que Vivió el Dictador Alemán Adolf Hitler en Brasil.


Hitler murió en América con el apellido Kirchner, según una investigación

El periodista argentino Abel Basti así lo asegura en su libro 'Tras los pasos de Hitler'.





Hitler no se suicidó una vez que la guerra ya estaba perdida, sino que escapó a Argentina y visitó varios países de Suramérica con distintas identidades falsas, entre ellas la de Kurt Bruno Kirchner que utilizó durante su estadía en Paraguay, según un libro del periodista argentino Abel Basti.

"Tras los pasos de Hitler" es la investigación definitiva sobre el exilio postmortem del líder nazi en Argentina y otros países de la región, que Basti publicó en la editorial Planeta y que resume 20 años de arduo trabajo.

El Führer, quien según la historia oficial se quitó la vida con un disparo en la sien, en realidad huyó de una Berlín asediada por el Ejército Rojo y arribó, en submarino, a la patagonia argentina donde vivió en un campo próximo a la ciudad de Bariloche bajo el nombre de Adolf Schütelmayor, afirma el escritor en su último libro.

Basti, que escuchó por primera vez en 1994 que Hitler había llegado a Argentina semanas después de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, contó a Efe que al principio no lo creyó "porque tenía en la cabeza la verdad oficial".

"Pero en la medida que me movía en círculos alemanes del sur, y otras partes del país, comencé a ver esa posibilidad. Y la terminé creyendo cuando empecé a entrevistar a testigos que habían estado con Hitler en Argentina", relató el autor.

El periodista, radicado en Bariloche, asegura en su libro que Hitler "no vivió enclaustrado" sino que se trasladaba con total libertad no sólo por el territorio argentino, sino también por países como Brasil, Colombia y Paraguay.

La fuga del jerarca alemán "no hubiera sido posible sin un acuerdo militar entre los nazis y los norteamericanos, que consistía en la salida (de Alemania) de hombres, divisas y tecnología militar para reutilizar todo esto contra el comunismo, a cambio de inmunidad para los nazis y el reciclaje de estos en la estrategia bélica norteamericana", explicó Basti.

Según el escritor, las principales agencias de inteligencia del mundo, como la CIA estadounidense y el MI6 británico, contaban con informes y fotografías que confirmaban la presencia de Hitler en Suramérica después de 1945.

Basti afirmó que "lo que hacían los servicios secretos era reportar su presencia, pero no actuar para una detención" y que "es obvio" que, si hubiesen querido, podrían haber capturado al líder nazi ya que "así lo demuestran los documentos".

Durante los dos primeros mandatos del expresidente argentino Juan Domingo Perón (1946-1955), Hitler vivió en la hacienda San Ramón, a unos 15 kilómetros de Bariloche, a la que llegó en tren desde la costa patagónica.

Numerosos son los testimonios citados en el libro que corroboran la presencia del Führer en la región, al asegurar haber estado junto a él o tener un familiar que tenía una relación cercana con el presidente del Tercer Reich.

Tales son los casos de Eloísa Luján, quien era una de las "catadoras" de la comida que se le servía al nazi para asegurar que esta no estaba envenenada, y de Ángela Soriani, la sobrina de la cocinera de Hitler, Carmen Torrentegui, en el tiempo que éste pasó en la finca sureña.

La presencia del líder alemán en aquel rincón de la Patagonia era un secreto a voces, "no era que todos sabían que estaba Hitler en esa hacienda pero los que sí lo sabían, por alguna circunstancia como ser empleados de la hacienda, minimizaron el tema respecto a la importancia del personaje", comentó Basti.

"Para la gente de campo la guerra prácticamente no existía, no había radio, los diarios llegaban una vez por mes y no cualquiera los leía. Así que sabían que había una guerra pero no tenían la dimensión del conflicto ni tampoco de los personajes en particular", agregó.

Cuando Perón es derrocado en la llamada Revolución Libertadora (1955), el autor sostiene que muchos nazis se van de Argentina hacia países vecinos, principalmente a Paraguay, y también, aunque hay testigos que aseguran haber estado con Hitler después de esa fecha, el mismo Hitler tuvo que migrar al país guaraní, con el seudónimo de Kurt Bruno Kirchner.

En "Tras los pasos de Hitler", se cita un testimonio de un exmilitar brasileño hijo de un alto cargo nazi, quien asegura que el Führer falleció el 5 de febrero de 1971 y está sepultado en una cripta en un antiguo búnker subterráneo nazi en Paraguay, donde en la actualidad se levanta un "moderno y exclusivo hotel".

Basti escribe que la primera semana de cada febrero, el establecimiento hotelero cierra sus puertas para que un grupo exclusivo de nazis pueda honrar a su líder, "el hombre que les cambió la vida, a ellos y a todo el mundo, para siempre".

El Hamman De Ronda (Málaga) - Los Baños Árabes Mejor Conservados De toda La Península


Un espacio para el aseo, la purificación y el ocio



sala fría de los baños de Ronda, Málaga




Los baños árabes de Ronda, en la provincia de Málaga, son uno de mejor
 conservados en la Península. Durante el período andalusí existió un sinfín
 de ellos, tanto en las ciudades como en el medio rural, unos más modesto
s y otros espléndidos. A medida que el Islam se fue extendiendo, los árabes
fueron absorbiendo y desarrollando las técnicas propias de la cultura preexistente,
en este caso las termas romanas, dispersas a lo largo del mar Mediterráneo.





sala templada de los baños de Ronda, Málaga





El hammam es un baño de vapor de agua, de ahí que su estancia sea tan
placentera. Las paredes y el suelo llevaban conductos, tubos de cerámica, por donde pasaba
el agua que se calentaba en la zona de calderas alimentada con leña. Era una
 sensación agradable pisar, con los pies descalzos, sobre el mármol o apoya
r la espalda en las paredes tibias.


Debemos imaginar el disfrute de los andalusíes en los baños a lo largo y ancho de
 todo el territorio de al-Andalus y el mar Mediterráneo. El hammam era un lugar
 de convivencia y común para las tres religiones, práctica habitual en al-Andalus y
 criticado por los alfaquíes tal como indica el tratado de Ibn Abdun:


“un musulmán no debe dar masaje ni a un judío ni a un cristiano”.


Otra interesante crítica de Ibn Abdún es:


“… los bañeros, los masajistas y los barberos no deberán circular por la casa de baños
 sino con calzones y zaragüelles...”


El poeta del siglo XI Ibn al-Mugallis escribió este poema acerca del ambiente en los baños:


“El hammam es un lugar en el que los hombres,
Reunidos, se parecen todos, ya sean criados,
Ya sean señores.
El hombre se codea con gente
Que no son sus amigos
Y su enemigo puede ser su compañero.”


En Ronda se sabe que existían al menos cuatro baños, sin embargo éste era el
 más grande, situado extramuros de la ciudad, en un barrio con callejuelas y pequeñas
plazas con sus viviendas y talleres de artesanía, junto al arroyo de las Culebras y el río Guadalevín, con
lo cual tenía asegurada el abastecimiento de agua.







puente romano y antiguo acceso a Ronda andalusí





arroyo de las Culebras

El hammam de Ronda tiene la característica de haber sido construido junto a la puerta
 más importante de la ciudad amurallada y el puente romano. Entre los siglos XIII y XIV Ronda pertenecía
 al reino nazarí y era uno de los pasos obligados hacia el Estrecho y el Magreb, por lo que el trajín de viajeros y tropas era considerable, de ahí probablemente el valor de este hammam, dispuesto
 en un lugar clave, con la idea de facilitar a los viajeros y soldados la posibilidad de un baño.





puente romano, acceso donde estaba la puerta y
los baños junto al arroyo.



La costumbre era que los hombres acudieran por las mañanas, mientras que las mujeres lo hacían por las tardes. Los baños se empleaban con fines religiosos, como la purificación y también jugaban una función social, como lugar de encuentro, de charla e incluso de negocio.
Ir al hammam supone seguir un ritual, que lleva su tiempo, atravesando una a una, sin prisa, las tres estancias cada cual con su función. Se accedía a un patio porticado con fuente en el centro, donde estaban las letrinas en un costado, había una zona de vestuario y sala de recepción (al-bait al-maslaj), luego se pasaba a la Sala fría (bait al-barid), que consistía en un rectángulo con pequeñas albercas con agua fría para reposar antes de proseguir hacia la sala templada (bait al-wastani). Finalmente disfrutar de la sala caliente (bait al-sajun) junto a la caldera. Como ven a medida que las salas se van alejando de la zona de la caldera, las salas se van enfriando.







letrinas de los baños



sala de recepción porticada



sala templada de los baños


El ciego de Tudela, poeta del siglo XI, expresó así el contraste del calor y el frío:


“¡Cuánto fulgor y cuánto esplendor tiene nuestro hammam!
Al verlo, se diría que es cosa de magia.
Es un refugio que reúne el agua y el fuego,
Como el corazón que encierra alegría y tristeza.”

“Agua y al mismo tiempo fuego abrasador,
Como el sol mientras cae la lluvia.
En el suelo, un mármol blanquea
Como la nieve en el momento
En que empieza a fundirse.”








caldera del baño, situado junto a la sala caliente


espacio por dónde se echaba leña para mantener el calor




canalización para el abastecimiento de agua





El personal del hammam velaba no sólo por el buen funcionamiento del baño sino también por el bienestar de los clientes, a los que lavaban y frotaban con fuerza con una esponja, para quitar la piel muerta. Después disfrutaban del deleite de un masaje reponedor con aceite de romero.


Las mujeres se depilaban empleando algo parecido al caramelo, que es una mezcla de azúcar con agua, se aplicaba sobre la piel en caliente para luego tirar extrayendo el vello con la raíz. Periódicamente se tintaban el pelo con henna y se perfilaban las cejas o se hacían la manicura. Para ellas suponía pasar una tarde con amigas, vecinas y familia en un entorno donde podían moverse con total libertad.











Aunque parece no ser el caso de Ronda, es interesante señalar que, las descripciones de los baños abundan en la poesía. Las menciones a estatuas de figuras humanas de origen romano o bien, pinturas murales con escenas báquicas o mosaicos romanos con figuras de peces. En Sevilla, por ejemplo, era famoso el hammam Sattara por una escultura romana de mujer.
Ibn Shuhayd, poeta también del siglo XI lo describe así:



martes, 11 de marzo de 2014

El Ferrotipo




Un ferrotipo es una imagen - también conocido como tintype - es una imagen producida con una hoja metálica delgada que no es de hojalata sino de hierro. El nombre de "tintype" se refiere a los cortes de hojalata usados para cortar las hojas. O el nombre se refería genéricamente al metal barato - todo los que no son plata. Un ferrotipo es una forma de ambrotipe, el cual, es un negativo bajo expuesto que aparece como una imagen positiva cuando se coloca sobre una fondo obscuro. Los ferrotipos fueron un paso mayor a los negativos de vidrio sobre plata, los cuales, son frágiles y más tardados en producir.

ORIGENES
Adolphe Alexandre Martin de Francia inventó el proceso de ferrotipo en 1853. Los ferrotipos fueron extremadamente populares entre los soldados de la Guerra Civil, a quienes les gustaba tomarse fotos con su uniforme para enviarlas a su casa. Los ferrotipos también fueron usados comúnmente para fotografiar a los muertos, una práctica que fue popular a lo largo del Siglo XIX. Los fotógrafos ambulantes harían ferrotipos desde sus tiendas de campaña o desde sus carretillas jaladas por caballos. Los fotógrafos de la ciudad las usarían en sus salas de foto.


AQUÍ OS DEJO UNAS FOTOS DE FERROTIPO DE ESA ÉPOCA:
























viernes, 7 de marzo de 2014

La mezquita de Córdoba



Este impresionante ejemplar del siglo VIII es por su extensión (23.000 m2) la tercera mezquita del mundo. Cuando observamos su fachada, cerrada por fuertes muros coronados de almenas no nos podremos imaginar las maravillas que encontraremos en su interior, aquellas que hicieran al escritor inglés Gerald Brenan escribir: es el más bello y original edificio de España. No en vano ha sido declarada patrimonio de la humanidad.

La Mezquita, que es Catedral al mismo tiempo, representa un mosaico de culturas y estilos arquitectonicos diversos que fueron siendo agregados durante los nueve siglos que duró su construcción, ampliaciones o reformas. En su interior se pueden apreciar aportaciones hispano-romanas y visigodas, influencias sirias, persas y bizantinas, un estilo muy peculiar que inauguró el arte hispano-musulmán o estilo califal. Este estilo arquitectónico pervivirá a través de los reinos taifas, en el arte nazarita, y a través de los reinos cristianos en el estilo mudéjar (de los musulmanes que viven en territorio reconquistado sin cambiar su religión) y en el arte de los mozárabes (cristianos que convivieron con los moros en tiempos de la reconquista).

La construcción de la Mezquita fue iniciada por Abderramán I, en el año 785, sobre los restos de una iglesia visigoda, inspirandose en una mezquita omeya de Jerusalén. El resultado de esta primera etapa constructiva fue una armónica sala de 11 naves con 110 columnas de mármol y granito con capiteles romanos paleocristianos y bizantinos. Sobre ellos una doble serie de arcos de herradura y medio punto que constituyeron una novedad arquitectónica sin precedente. El juego de luces y sombras que ofrecen la piedra caliza y el ladrillo de sus arcos crea una singular atmósfera.

En el año 833 Abderramán II la amplía, añadiendo 8 arcadas. Las columnas que la sujetan son de mármol blanco procedentes del teatro romano de Mérida. Once capiteles son árabes, y el resto son romanos y postromanos.

En el año 961 Alhakem II aporta los mayores tesoros que hoy tiene la mezquita: el Mihrab, con su preciosista y exuberante decoración en mármol labrado y la cúpula octogonal central de arcos entrelazados de la Kliba, consideradas ambas obras maestras del arte universal.

La última y mayor ampliación se debe a Almanzor, que en el año 987, casi dobló su talla. De esta época son las columnas de mármol azul con capiteles compuestos, y las de mármol pardo rojizo con capiteles corintios.

La Mezquita de Córdoba presenta adicionalmente dos singularidades que la diferencian de resto de las mezquitas del mundo: Su orientación, pues no mira a la Meca. En ello se ha querido ver la nostalgia que Abderramán I sentía por Damasco, expresada por él mismo en su poesía. Pues lo cierto es que la Mezquita de Córdoba se orienta a las mezquitas de Damasco y no a la Meca.

La otra singularidad es su ubicación descentralizada del Mihrab. Ello se debe a la ampliación que hizo Almanzor, que tuvo que hacerla por el lado oriental, ya que al Sur se topaba con el río Guadalquivir y al Oeste estaba el palacio del Califa.

Es por último de resaltar la belleza de los patios y puertas de la mezquita, por las novedades que supusieron en el arte de la época y por sus ricos artesonados, considerada en su totalidad como uno de los mas bellos ejemplares del arte musulmán español.

El mismo año de la reconquista de Córdoba, en 1236, la Mezquita fue consagrada como Catedral cristiana. Ya en el s. XII había sufrido algunas modificaciones, como la construcción de la Capilla Real para ser utilizada como panteón de varios reyes castellanos. Pero fue en 1523, cuando el cabildo eclesiástico, con el apoyo de Carlos V, ante la oposición del Consejo de la ciudad mandó edificar una gran nave en el interior de la mezquita.

Las obras tardaron 234 años, por lo que al inicial estilo gótico se le añadieron el estilo renacentista y el barroco .De esta última época destacan en su interior la barroca Capilla del Cardenal que alberga el tesoro catedralicio, con la custodia de Enrique de Arfe, el crucifijo de marfil de Alonso Cano y notables esculturas y pinturas.

A este periodo constructivo, tras la reconquista, se debe que este templo concentre tal amalgama arquitectónica, albergando en un mismo edifcio la que fue una gran mezquita y a una catedral
.

Galeria de Fotos de La mezquita de Córdoba