domingo, 18 de mayo de 2014

SITT AL-HURRA

Una reina andalusi

Sayyida al-Hurra bint Mawlay Ali ibn Rashíd, más conocida como Sitt al-Hurra más coloquialmente, fue, por sí misma y por lo que significó en la historia del norte de Marruecos, una de las más importantes personalidades femeninas del occidente islámico, en la Edad Moderna, en cuya historia se resume, en cierta medida, la de toda la zona vinculada al Estrecho de Gibraltar, dentro de los complicados cambios y trasvases de intereses que se produjeron a finales del siglo XV y comienzos del XVI. Sitt al-Hurra pasó a ser una singularidad, una mezcla, un eje alrededor del cual puede moverse nuestro pensamiento cuando lo enfocamos sobre aquella involucrada sociedad que existía por entonces en las dos orillas del Estrecho. Su época y su talante fueron los del Renacimiento.

En 1453, los turcos osmanlíes conquistaron Constantinopla, con lo que terminó. el Imperio Bizantino, heredero del Imperio Romano de Oriente, y comenzó el Imperio Osmanlí u otomana, que duraría hasta el primer cuarto del pasado siglo XX. Hubo todo un cambio de actitudes, de medios e inversiones económicas, una alteración del equilibrio político, cultural y comercial que había existido hasta entonces.

A partir de 1487, los portugueses, que ya se habían asentado en el litoral marroquí para sus navegaciones, descubrieron una ruta alternativa hacia la India que contorneaba el Cabo de Buena Esperanza, y abrieron un nuevo camino mercantil a las riquezas que hasta entonces habían discurrido por el Mar Rojo, Arabia y Medio Oriente. Fue el período en el que empezó a forjarse Europa e, incluso, en el que comenzaron la expansión y el ideario coloniales modernos. Pero además del camino oriental existía otro, que era la ruta occidental del oro y de la sal, el marfil y los esclavos, las plumas de avestruz, los productos manufacturados; vía que arrancaba del Golfo de Guinea e iba rumbo a Marruecos y a al-Andalus; y de aquí a Europa. La ruta discurría por tierra, mediante caravanas. Ambos mercados sufrieron el colapso causado por los descubrimientos marítimos portugueses y naturalmente por el descubrimiento de América. Se produjo un cambio de rumbo de la situación, como acabo de decir, al verificarse que las dos vías podían hacerse navegando en régimen de monopolio -portugués durante un tiempo- y con mayores beneficios, puesto que el número de intermediarios disminuía considerablemente.

Los estados y territorios que habían sido los intermediarios habituales en ambas vías experimentaron unos deterioros notables, tanto en sus haciendas como en sus culturas, sociedad y política, llegando varios de ellos a perder la independencia. Este fue el caso de Egipto y el caso de Granada, por ejemplo; uno en la vía oriental y la otra, en la occidental. Egipto pasó a pertenecer al Imperio Otomana y Granada fue conquistada por Castilla y Aragón.

Marruecos sufrió de todos estos estímulos negativos exteriores, unidos a otros interiores, y el imperio meriní, implicado en la política granadina y en la de los reinos cristianos europeos durante la Guerra de los Cien Años, vio desgastarse su capacidad política y su brío; incluso su apología como potencia islámica.

Bajo los visires wattasíes, los ataques portugueses en las costas marroquíes progresaron, hasta que, en 1471, terminaron por expugnar Arcila. Hay que recordar que ya tenían Ceuta desde 1415, no obstante haber fracasado en Tánger en 1437. Entonces, el que hasta hacía poco había sido señor de Arcila se transformó en el primero de los sultanes wattasíes, inaugurando así una dinastía que se limitó a prolongar la inestabilidad interior y a aumentarla. Fueron en estas circunstancias en las que se produjeron los primeros resultados específicos de la conquista de Constantinopla y de las navegaciones portuguesas, y será poco después cuando los reinos de Castilla y Aragón, unidos, emprendan la conquista del reino de Granada.

Los reinos marroquí y granadino eran por entonces unos avisperos de luchas internas y de debiIidades y el Marruecos de los wattasíes no acudió en ayuda de los granadinos cuando el último Estado andalusí -anterior al de los moriscos de las Alpujarras un siglo después fue siendo arruinado por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Mientras tanto, las plazas conquistadas por los portugueses se mantuvieron en un equilibrio oportuno, gracias a sus pactos con el entorno, hasta que los jefes de guerra musulmanes -como el granadino Sidi al-Mandri, en Tefuán, o su suegro Mawlay Ali ibn Rashíd, en Chauen - no empezaron un acoso serio contra ellas. El pasado empeño de los meriníes de pasar por campeones del Islam, unido a la anquilosada herencia wattasí fue lo que permitió y potenció el fenómeno de los jefes de guerra y el impulso de los morabitos. Los wattasíes dejaron la reconquista, el hostigamiento y la presión a los jefes periféricos que eran, en buena parte, andalusíes o marroquíes fuertemente influenciados por el último al-Andalus:

Y aquí entra en la Historia la figura renacentista de Sitt al-Hurra como la de uno de los protagonistas de la resistencia y de la mezcla de culturas de la época, y de sus formas de actuar

En realidad, es poco lo que sabemos de primera mano o documentalmente acerca de esta Noble Dama aunque haya bastantes referencias históricas respecto a ella; muchas europeas. Conocida en la Historia como Sayyida al-Hurra, la Noble Dama pudo haber tenido el nombre propio de Aysha, en cuyo caso lo de al-Hurra, que significa la libre, sería un apelativo que le fue dado cuando asumió el gobierno de Tetuán. De todas formas, el apelativo de Sayyida al-Hurra viene a significar Noble Dama y lo llevaron antes y después varias mujeres notables musulmanas. Lo cierto es que era hija de 'Mawlay Ali ibn Rashíd, sharit o noble descendiente del santo Sîdî Abd al-Salám Ibn Mashísh, y de Lalla Zuhra Fernández, una mudéjar o morisca de Vejer de la Frontera, cerca de Cádiz, o tal vez una Elche. El padre de Sitt al-Hurra se había convertido en el príncipe de un estado prácticamente independiente de los wattasíes, con capital en Chauen, ciudad que fundó poblándola con gente de la comarca y con emigrados granadinos, o de otras partes, que escapaban del avance de los Reyes Católicos. Su madre tenía un hermano, Martín Fernández, igualmente islamizado, si es que no era ya musulmán, tomando el nombre de Ali Fernando; persona que debió tener puestos de responsabilidad en Tetuán y en la cora de Arcila. Y del matrimonio entre el príncipe Ibn Rashíd y Lalla Zuhra Fernández hubo otro hijo, probablemente el primogénito, Ilamado Mawlay Ibrahím, que llegó a la cumbre del poder sucediendo a su padre y siendo el valido del sultán wattasí de Fez. Era un buen político, un excelente militar y un hombre de carácter, siempre pendiente de su hermana Aysha, tan emprendedora y fuerte de temperamento como él. Siendo todavía una adolescente, Aysha, la futura Sitt al-Hurra, se casó con Aly Al-Mandri, aristócrata andalusí desplazado a Tetuán y repoblador de esta ciudad.

Al-Manzari, fonéticamente transformado en AI-Mandari, era procedente del reino de Granada, con cuya familia real estaba emparentado por un primer matrimonio, del que seguramente tuvo hijos que debieron luego formar parte de la aristocracia tetuaní. Cabe la posibilidad de que haya conocido a Ibn Rashid en la guerra de Granada, cuando él era alcaide dé Piñar, una fortaleza nazarí que se rindió a los Reyes Católicos instigado por Boabdil, y que se haya trasladado al norte de Marruecos por invitación de aquél. Lo cierto es que Tetuán fue reconstruida por los granadinos alrededor de 1485 y, en ese momento, AI-Mandari estaría entre Ios treinta y los cuarenta años, dada su trayectoria anterior y las responsabilidades que había desempeñado. De 1485 a 1510, o 1512, año en el que Sayyida al-Hurra se hizo cargo del poder en Tetuán, en nombre de su marido y tal vez por incapacidad de éste, que se había ido quedando progresivamente ciego por una herida de guerra, hay unos veinticinco años en los que deben haberse producido el nacimiento de la misma Aysha o Sayyida al- Hurra, su matrimonio, el nacimiento de sus hijos y su propio aprendizaje político. Podríamos pensar, pues, que la Noble Dama nació en torno a 1485, algo después que su hermano Mawlay Ibrahím, al mismo tiempo que nacía Tetuán, y que se casó con. Al- Mandari en torno a 1500, con una diferencia de edad de unos treinta o cuarenta años entre ambos, lo que no parece haber afectado su entendimiento mutuo.

Ella aprendió a su lado y estuvo colaborando con él y, luego, representándolo y cuidándolo hasta su muerte; cosa que no se hubiera producido de no existir un consenso en la pareja y una adaptación de sus caracteres, indudablemente recios. Lo cierto es que, en torno a 1510-1520, la pareja casó a una hija de ambos con Ahmad, un hijo de Hasan Hásim o quizás Hashim, granadino inmigrado procedente de Baza y rival de Al-Mandari en el gobierno de la ciudad, y Sayyida al- Hurra estuvo apoyándose más o menos verbalmente en su yerno para regir Tetuán, aunque su sostén fundamental lo haya tenido en su hermano Mawlay Ibrahím, que gobernaba Fez como factótum del sultán Ahmad al-Wattasi. Probablemente fue en esos mismos años cuando otra hija de la pareja se casó con un tal Abu Ali, asimismo de origen granadino.

La inmigración granadina, como buena parte de la andalusí y de la morisca ulterior, se dedicaba de modo muy activo al corso, actividad oficialmente permitida y alentada por los Estados, con la que sacaba riqueza y mermaba la capacidad comercial, humana y militar de sus enemigos, en este caso los cristianos peninsulares. Al-Mandari y Sayyida al-Hurra sostuvieron y financiaron la navegación corsaria, o la controlaron y abastecieron cuando no era propia, aprovechando el excelente caladero del río, que estaba resguardado. El empeño que puso Sayyida al-Hurra en proteger esta actividad concitó en contra de ella muchas enemistades, tanto extranjeras como marroquíes, que empezaron a pesar en su perjuicio, y en el del sultán, que lo consentía a pesar de los acuerdos internacionales. Esto, no pareció importarle verdaderamente hasta 1539-1540.

Y es que, en 1539, murió Mavylay Ibrahím, su hermano uterino y protector, y se hizo cargo del gobierno de Chauen su hermanastro Sidi Muhammad, con quien no se llevaba bien y que, a partir de esa fecha, intentó intervenir en Tetuán. AI-Mandari continuó en vida hasta 1540: "Todavía suspiraba por España el viejo caudillo", viene a decir de él un testimonio contemporáneo... Muerto su marido, Sayyida al-Hurra continuó rigiendo la ciudad con su yerno Ahmad, probablemente con menoscabo para su otro yerno Abu Ali, lo que creó rivalidades entre sus dos hijas. Sin embargo, dadas las dificultades que se le iban acumulando, la Noble Dama, en 1541 y con más de cincuenta años, dio un vuelco a la situación logrando que el propio sultán de todo Marruecos, Ahmad al-Wattasi,se casara con ella.

El sultán viajó de Fez a Tetuán para desposarla, cosa que nunca había ocurrido antes en el país. Visto lo cual, la Dama desechó evidentemente todos los prejuicios y manejó a su antojo los asuntos de la región, como dice el historiador Gozalbes Busto. Así fue, lo hizo intensa, abusivamente, pero por poco tiempo.

Porque, el 22 de octubre de 1542, Hasan Hásim o Háshim, consuegro de Sayyida al-Hurra, viniendo de Fez con un grupo de jinetes y en connivencia con su hijo Ahmad, entró en Tetuán y dio un golpe de poder destituyendo a Sayyida al- Hurra, expulsándola de la ciudad y arrebatándole los bienes. "Citalforra alcaidesa y senhora de dicha ciudad" -como dicen los Anais portugueses- había caído. Este golpe de Estado queda muy oscuro. Parece ser que el sultán avisó a la Noble Dama, pero desconocemos por qué, ella no le, hizo caso, y no sabemos en qué medida conspiraron las propias hijas de ésta en contra de su madre y en favor de sus esposos, pero sí parece que lo hicieron. Tampoco sabemos si el sultán quedó hasta cierto punto complacido con este final, puesto que talvez contara con que los sucesores de la Noble Dama iban a ser más fáciles que ella misma, de cara a los problemas internacionales que le causaba la 'Granada tetuaní' señera y autónoma.

¿Qué fue de Sayyida al-Hurra después?.

No lo sabemos. ..

Parece que regresó a la casa paterna de Chauen, en donde se aisló y en donde probablemente vivió y murió, ignoramos en qué, fecha, en una habitación que todavía se conserva con sus cosas. Está enterrada cerca de esa casa, en la zawiyya raisuniyya una. vez desaparecida de Tetuán, Iá ciudad fue gobernada por su yerno Ahmad y puede que por un hijo de éste, o sea, por un nieto de al-Mandari y de Sayyida al-Hurraa, que tal vez adoptó el apellido Al-Mandari, y en este tiempo hubo luchas entre los Hásim o Háshim y los Abu Ali, o sea guerras nobiliarias familiares que implicaban a los grupos granadinos, hasta que un nuevo sultán hizo ocupar la ciudad, en 1562, por sus tropas, que eran en buena parte moriscas.

Resulta muy difícil meterse en la interpretación de una persona coma Sayyida al-Hurra, así de contrastada entre luces y sombras.

¿Que fue de Sayyida al~Hurra después.?. No lo sabemos tanto más cuanto que no disponemos, por, ahora, de más material histórico que el analizado, ni de más fuentes. Tal vez convenga repasar los datos subjetivamente, desde dentro, empezando por la etapa en que vivió y fue protagonista de cosas.

Aquella fue una época en la que se reequilibró el mundo. Prácticamente todo: las vías comerciales, la concepción y anchura del orbe, el concepto de Estado, la ciencia y la invención, el ten con ten de las religiones, los bloques expansivos, la emigración, el saber, los índices demográficos, la alimentación, los ejércitos, el arte... La gente que participó, dentro del área siempre susceptible y múltiple del Estrecho de Gibraltar, lo hizo acomodándose a las nuevas dimensiones sobre un tejido social muchas veces antiguo o pasado, no pudiendo afirmarse de cara a la marejada por falta de un suelo estable. Es lo que probablemente le ocurrió a Sayyida al-Hurra. Pero ella tuvo el arrojo y la inteligencia de ser protagonista de la situación.

Sus acciones fueron seguramente las convenientes dentro de su medio político y social, dentro de su paisaje. Gobernó porque era de una familia de gobernantes y estaba casada con un gran jefe. El gobierno y la directriz

eran su ambiente desde niña y, en cuanto tuvo que hacerlo, lo hizo, quizás con un endurecimiento progresivo que terminó por perjudicarle. Al morir su marido, no supo continuar siendo una mujer extraordinaria apoyada en un hombre dentro de una sociedad de hombres, y quiso ser ella misma el hombre con comportamiento de tal y con, desafío; lo cual, en aquella época, era imposible de imponer y de mantener. El hecho de que nadie se opusiera abiertamente a su caída, lo prueba.

No debió ser una mujer altiva, aunque sí convencida de poder superar a todos por lo que terminó pecando de confiada. Y, por lo tanto, es posible que haya creído mucho en sí misma, siendo también una buena creyente en Allah, que debió aceptar, sobre todo en la etapa silenciosa y última de su vida, lo que 'el Altísimo' le fue dando.

Ahora su cuerpo ocupa una pequeña tumba, en un rincón discreto de la zawiyya raysuniy ya, que dije antes. Hay una reducidísima ventana que da al exterior y, por fuera, muchas mujeres de Chauen depositan flores en el alfeizar. Sitt al-Hurra, Sayyida al-Hurra nunca ha dejado de ser una Noble Dama y continúa siendo un símbolo de libertad para muchos, y de esperanza.

jueves, 8 de mayo de 2014

La época Victoriana



Se conoce como época victoriana a un periodo en la historia de Gran Bretaña que coincide con el reinado de Victoria I (1837–1901), donde el Reino Unido se convirtió en la primera potencia mundial por la prosperidad de su economía y la extensión e importancia de su imperio colonial.


Libro victoriano bordado



La reina Victoria (o la Emperatriz, como a veces se la llamaba) gobernó este inmenso reino expansivo durante un largo período de 63 años, sólo tenía 18 años cuando fue coronada como reina de Gran Bretaña. Se destacó por su buen sentido, una relativa compasión, sus excelentes modales, y cierta inocencia típica del Romanticismo.


Victoria I de Inglater

Victoria protegió los intereses cosmopolitas, que inundaban la época, y cultivó las relaciones internacionales entre varias familias dinásticas de Europa. Ella misma era étnicamente germana, usualmente hablaba el alemán en su hogar, se casó con un germano (el príncipe Alberto), y su hija se convirtió luego en la esposa del káiser de la poderosa Alemania imperial (Federico III).


1879



Las Victorianas eran muy pudorosas en lo que se refería a su cuerpo. Las mujeres se preocupaban de tener sus piernas completamente cubiertasen todo momento. Que un hombre pudiera ver sus tobillos se consideraba inadecuado, incluso cuando iban a las playas se vestían con trajes que los cubrieran.

En la segunda mitad del siglo XIX, las damas Victorianas comenzaron a hacer sus faldas más y más anchas. Esto lo conseguían con la crinolina, una especie de falda de varillas de metal que cubrían después con varias enaguas y finalmente con una falda o vestido. Con los años la moda de las criolinas aumentó y las faldas se hicieron cada vez más anchas, hasta el punto de que era imposible para dos mujeres pasar a vez por una puerta!


Vestidos con crinolinas


Capelina


Lo que oculta el vestido, la crinolina


1860





Durante siglos, no estuvo bien visto que una mujer viajara sin estar acompañada por una dama de compañía, un tutor o un marido. Viajar sola significaba correr un gran riesgo, no sólo para su integridad física sino para su imagen social e incluso moral. La libertad de conocer y de explorar más allá del mundo que les había sido asignado se consideraba algo peligroso, una aventura que le podría proporcionar conocimientos y compañías no adecuados.


Mujeres viajeras JamesTissot 1836-1902

A las mujeres se les negaba la oportunidad de moverse solas por el mundo y no se les permitía una participación activa en la vida pública, política o empresarial, forzándolas a cultivar sus sentimientos en privado ya que esa era la única vía de escape para abandonar el hogar familiar, y, con suerte, poder salir de su entorno acompañando a sus maridos.


Flora Tristan (1803-1844)


¡¡Esas pobres mujeres!!


Sombrilla, un accesorio fundamental para proteger del sol la blanca piel de las damas victorianas


Salón victoriano


Joya victoriana




1890, caballero victoriona


Damas con sus pequeños


Damas con sus pequeños


1895


Cocina victoriana



Lo que mucha gente no sabe es que el origen de los Cupcakes, que se hace en pequeños moldes utilizados también para magdalenas , tienen su origen en la Época Victoriana y supusieron toda una revolución culinaria en la manera de realizar la repostería casera.


cupcakes

Aunque esto hoy en día nos parece muy simple, en la época fue toda una revolución porque ahorraba muchísimo tiempo en la medición de la cantidad de ingredientes y hacía que la elaboración de la receta fuera realmente fácil, rápida y al alcance de cualquiera.


Moda victoriana

Es cierto, más de la mitad de la población mundial del período comprendido dentro de la Era Victoriana vivía fuera del Imperio Británico. Pero este hecho también enfatiza otro más elocuente: casi la mitad de la población mundial vivía, de hecho, en algún área del globo que gobernaba la reina Victoria desde Londres.


Vestido de tarde


1890, Dama victoriana


Enaguas 1895


Art-Novo 1900


1891


Precioso vestido de 1880

Importante descubrimiento de 50 momias de la realeza de la XVIII Dinastía en Egipto





Foto: Una imagen de la tumba (KV 40) descubierta en el Valle de los Reyes en Luxor (Egipto). Varios de los cuerpos corresponden a príncipes y princesas de la XVIII Dinastía, una de las más importantes del Antiguo Egipto. / REUTERS.





Luxor se ha levantado esta mañana, aparte de con mucho calor, con la excitación de la sensacional noticia del hallazgo de más de medio centenar de momias –que ya son momias- en una tumba del Valle de los Reyes, la gran necrópolis real de la antigua Tebas durante el Imperio Nuevo , hace más de tres mil años. Los cuerpos embalsamados, rodeados de infinitud de restos de ataúdes de madera y equipo funerario, textiles, vasijas, etcétera, todo muy fragmentado, incluyen según distintas fuentes los de varios príncipes y princesas de la dinastía XVIII, una de las más importantes del Antiguo Egipto, a la que pertenecieron faraones como  Tutmosis III, Akenatón y Tutankamón. El hecho de que hayan aparecido momias de la familia real de esta época tiene una importancia trascendental. Estaríamos ante uno de los descubrimientos más importantes de la egiptología de los últimos tiempos. “¡Es apasionante!”, ha confirmado esta mañana a este diario la gran especialista egipcia en momias Salima Ikram. “Hay que analizarlo detalladamente, pero sin duda, es un gran hallazgo”.

El descubrimiento, realizado por un equipo de la Universidad de Basilea encabezado por Helena Ballin, en colaboración con arqueólogos del servicio de antigüedades egipcio, ha tenido lugar en la tumba número 40 del Valle de los Reyes (KV 40), una de las muchas poco estudiadas y mal conservadas del valle. La tumba, pequeñita, sin propietario identificado y excavada muy superficialmente en 1899 por Victor Loret, que no publicó informe alguno, había sido saqueada varias veces en la antigüedad y en el siglo XIX. Está cerca de la KV 64, en la zona sur de la rama sudoeste del uadi.








Las momias y su ajuar han sido hallados tras excavar y limpiar el pozo de acceso de seis metros que daba acceso a cinco cámaras subterráneas, en una de estas. Inicialmente se ha hablado de un cachet real, un escondite de momias reales, como los tan célebres encontrados en la tumba del sumo sacerdotePinodjem II en Deir el-Bahri y el de la tumba de Amenofis II (KV 35), que permitieron dar con prácticamente todo el who’s who de la realeza del Imperio Nuevo (dinastías XVIII a la XX, 1549-1064 antes de Cristo). Cuando uno oye el término cachet de momias reales asociado a las necrópolis tebanas no puede evitar echarse a temblar de emoción. En este caso de la KV 40 estaríamos ante algo diferente, una acumulación de momias de la familia real en la que no habría faraones ni reinas, sino personajes principescos, entre otros. El Valle de los Reyes, sumido hoy en la bruma del calor y las expectativas, sigue dando sorpresas -¡y pensar que se creía que estaba agotado ya desde antes de que Carterencontrara a Tutankamón, hace un siglo!- y arrojando enterramientos que no encajan con nuestras clasificaciones habituales, como sucedió con el depósito de material de momificación hallado hace unos años (2005) por Otto Schaden y bautizado como KV 63.



De momento se han identificado en la KV 4030 nombres gracias a las inscripciones en elementos como las jarras funerarias. Ocho de esos nombres han sido descifrados como los de hijas de reyes y cuatro como de príncipes. Se trataría de familiares de Tutmosis IV y Amenofis III. Entre los nombres aparecen los de personajes desconocidos como Ta-im-wag-is y Neferanebo. Figuran también en el enterramiento varias mujeres con nombres extranjeros, según los investigadores. La mayoría de los cuerpos pertenecen a adultos pero también los hay de niños, bien momificados, lo que es insólito en el Antiguo Egipto. E incluso de recién nacidos.



“Creemos que estamos ante miembros de las familias de la corte real”, ha explicado por parte del equipo suizo Suzanne Bickel. Los investigadores destacan que el hallazgo permitirá discernir quiénes tenían el privilegio de pasar la vida eterna en compañía de los faraones en un lugar de tanto postín como el Valle de los Reyes. Desde luego, no cualquiera.







Las momias y el material han aparecido muy dañados, no solo por la acción recurrente de los saqueadores , sino porque en algún momento se produjo un incendio en el interior de la tumba, seguramente causado por las antorchas de los ladrones que prendieron material orgánico. Las paredes y los restos evidencian esa combustión.



Para acabar de redondear la complejidad del hallazgo, la tumba fue utilizada como depósito  de momias al menos otra vez, en el siglo IX antes de Cristo, en tiempos de Tercer Periodo Intermedio, cuando la necrópolis real ya había sido abandonada. Se trataría esta vez de una familia de sacerdotes que reutilizó el sepulcro. No se ha especificado aún cuántas momias del más de medio centenar halladas corresponden a uno u otro periodo.